viernes, agosto 31, 2007

Estoy, bien. (Un intento desesperado por expresarme)




“Aspirante II” se llamaba la lanchita.


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Me levanté creyendo que iría a repetir la rutina imbécil pero el cielo despejado cambió el rumbo y evitó otra mañana infructuosa. Hacía semanas que el frío paralizante, cuando no la lluvia, venía arruinando mis planes sin techo.
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Por consiguiente el desayuno fue mejor, lavar mis dientes fue mejor y ahí terminaron las actividades rutinarias porque abandoné mis estudios por unas horas de terraza. Al fin pude trasplantar mi palto, limpiar el cementerio de desechos de Luna, peinarla a la pobrecita, y usar nuevamente el secador de pisos y las infaltables ojotas con flores hawaianas.
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Con ansiedad vi llegar la hora de preparar la mochila y huir (qué lindo es huir). Luego sólo fue cuestión de ignorar al muchacho del colectivo que ocupaba un asiento y medio, a los otros inconvenientes del transporte y a la temperatura del viento. Porque acá en Tigre está hermoso pero el viento bastante inquieto.
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Como siempre miré atentamente cada tren y cada transeúnte. No me estampé contra el vidrio de la ventanilla como suelo hacerlo pero yo por eso no me jactaría de ninguna fortaleza. Bien sé por qué no lo hice.
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Ahorita mismo estacioné en las cuatro esquinas del río, que por su panorámica inigualable me encanta. Me causa un poco de gracia recordar que justifiqué este paseo con una necesidad de reflexión y de estudio relajado. ¡Lo que menos hago es pensar! Y ni hablar de estudiar. Bueno, quién dice que la iluminación no va a venir… mientras, sigo suspendida en la tontera.
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En el fondo (siempre en el fondo todo…) es probable que algo me preocupe. Venir hasta acá en busca de una situación inconcebible quizás. Porque tengo que confesar que hoy tuve un sueño que pudo haberme llevado a tal cosa. Qué horror pensar en que pueda ser así, que esto valga nada y yo sólo haya venido porque sentí que eso me pedían unos vientos del norte. Como si alguien me asegurara -pienso ahora- que los vientos del norte no van al sur (!).
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El titulito va para Vilches, que anda amante de las comas.

domingo, agosto 12, 2007

"Ceremonias de interior"

Supongo que debo estar en una etapa de transición. Por eso las escasas ganas de trasnochar en tumultos empalagosos. También por eso, quizás, el té y las canciones de Ray Charles, que me hacen sentir parte de esa Sintonía de Amor a la que siempre quise creer real.
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Estoy casi inmóvil. En lapsos de unos minutos me reincorporo en el sillón azul y doy un sorbo al té que milagrosamente se mantiene caliente. Ordenar a mis manos el tipeo me toma un poco más de tiempo (sería un texto larguísimo si transcribiera mis pensamientos desde que abrí el procesador). Luna recién ahora decidió calmarse y descansa en mis piernas, como si hubiera entendido el argumento de la imagen estática.
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Me pregunto ahora si no estoy yéndome a dormir por la extrema pereza que me impide llevar a cabo la rutina nocturna o si es por un insomnio que trato de ignorar. Me costaría pararme repentinamente para ir al baño, rompiendo el trance como si nada, arruinando la quietud que Luna ya comprendió.
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Un rato más. Un rato más y si me dan ganas me dispongo a colgar esto en la red, como para revivir un poco a mi rinconcito y contarle un poco más de mí. Que la quietud, que el goce de la quietud, el posible cambio, la satisfacción de estar cambiando.
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En un rato, sí.