sábado, abril 19, 2008

Asunto: Delirium tremens post natalicio‏

viernes, 18 de abril de 2008 02:35:24 a.m.
De: Kaitos

Hola gente, les cuento que tuve un sueño bastante raro, acerca de mis festejos de cumpleaños... en particular del viernes. Se los paso a detallar.

Una vez acabada la fiesta, todos nos disponíamos a retirarnos a nuestros respectivos destinos, cuando una explosión, tipo onda expansiva se hace escuchar en todo el mundo, acompañada por un reflejo extremadamente luminosos que se expande alrededor del globo hasta apagarse en algún polo.

Y entonces todo cambió.

Lu, Lau, Mati y Martín, se encontraban en el medio del océano, piloteando una enorme lancha a través de las olas. Una lancha con forma de chevy. Y atravesaban una tormenta horrible, mientras las chicas cantaban la canción del pejerrey.

Paz, que viajaba en diligencia, se veía envuelta en un malón, antes de poder cruzar la General Paz. Y asomando medio cuerpo por la ventana del carruaje, se disponía a despejar a tiros su ruta, mientras el chofer y los caballos sudaban entre la sangre de sus atacantes.
Parece ser que Paz tiene buena puntería, porque con unos cuantos tiros, acabó con miles de piqueteros vestidos como una banda de sioux.

Mientras tanto Mica, Pina y yo, entrábamos a las apuradas (y a los gritos) a la guardia del hospital Fernández. Lográbamos que nos atendieran en la recepción y una enfermera, que hablaba continuamente con el dedo en la boca pidiendo silencio, nos pide que nos calmemos y que aguardáramos en la sala de espera CA-LLA-DOS. Y nosotros esperábamos por horas, que parecían eternidades.
Mica aprovechaba para flirtear con un enfermero, con miradas extrañas. ... ¡provocaban mucho más terror que otra cosa! Pero la cuestión era que les gustaba.

En un momento, yo le pregunté a Pina cómo se sentía, e instantáneamente un policía que estaba ahí me lleva preso, diciendome que era porque no me había quedado callado como me había dicho la enfermera. Yo me resistía a que el policía me pusiera las esposas y mientras tanto, Mica y Pina se quedaban quietas y en silencio por miedo a que las llevaran presas a ellas también, y Pina no decía nada a pesar del enorme dolor que debía de estar sufriendo con un vasito de plástico incrustado en la frente...
Aún en la sala, justo antes de que el policía me sacara por la puerta, se escucha a la enfermera decir: "¿María Victoria?"
...
silencio
- Enfermera: "¿Hay alguna María Victoria?"
...
silencio
Y yo, amordazado, me retocía tratando de gritar: "¡Sos vos Pina! ¡Andá!"
Y Pina, ahí sentada de la mano de Mica, con un vasito en la frente, permanecía inmutable.

Cuando yo cruzaba la puerta veía al camarógrafo de E 24 que me había estado filmando, y era nada menos que Santiago, que en un momento de descuido del policía, me saca las esposas (vaya uno a saber como) y me deja escapar.

Cuando el policía se da cuenta que me escapé, le pregunta a Santiago si había visto algo, y él, girando la patita derecha un poquito y metiendo un chiflidito de distraído, le dice que no había visto nada.

El cana le pide que le muestre la filmación y él se la entrega sin chistar. Je, ya la había editado.

Espero entre las ambulancias a que se vaya el policía, y con disimulo me acerco a la puerta del hospital, y en cuanto toco la puerta, se escucha de nuevo la explosión y una vez que pasa el inconmensurable flash, volvíamos a estar todos en la mesa del bar, una hora antes de irnos.

....


Fin.

Eso es todo, les pido disculpas si los turba, pero es lo que soñé.

Nos vemos, ¡deseénme suerte para el exámen de forrajes mañana!

Abrazo

PD: Mica flirteaba con un enfermero, con miradas extrañas. Es más, no sé porqué no asocio esas miradas con flirteo... ¡provocaban mucho más terror que otra cosa! Pero la cuestión era que les gustaba.

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Era menester publicarlo sin alteraciones.

Esto es producto de la increíble mente de Marcos Roba, señoras y señores.


miércoles, abril 02, 2008

Tipo... ¡na!

¿Debo hacer duelo, si ya no se me ocurre nada? Si va terminando el año, y no se me ocurre nada. Tal vez, simplemente, no me esté ocurriendo nada y sólo la nada, por eso, se me ocurre.

¿Qué voy a hacer con un cuaderno entero, si ya no se me ocurre nada? ¡Llenarlo de insensateces! ¿O dedicarme al dibujo quizás?
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… Puf, ni para eso.

¿Me falta una musa acaso?
¡Pero si está lleno! Cada rincón, cada persona, cada momento es musa. ¿O es que siempre tengo que hablar de (des-)amor? Voy a quitarme la mala costumbre. Ni que fuera sabroso que me inspire algo tan abstracto, excepto por correr con la ventaja de que nadie es un experto en la materia.

La cuestión.
Llega el nuevo año y yo quería recibirlo con mis cuentas saldadas, mis balances (cualquiera hubiera sido su resultado) cerrados, dejando, como me gusta, declaración escrita.

Pero es como dije antes, no se me ocurre nada y ni sé por qué. No puede ser sólo por la mencionada falta de numen/musa/objeto de inspiración, ni porque llegó a aburrirme mi estrella, mi figura preferida. Me empieza a asustar que pueda no haberme ocurrido nada realmente y que me esté dando cuenta ahora, cuando bajo ninguna circunstancia quiero recurrir al pasado.

Y de a poco me engaño y empiezo a acercarme al tema otra vez, a hablar de lomismodesiempre. Lo siento porque me arremeten ideas, empiezan a fluir y me doy cuenta de cuál es el plano donde efectivamente nada ha ocurrido. Comienzo a notar que desde que empecé con este embrollo verboso quiero hablar de eso, a recordar que anteayer sentía un vacío y que por culpa de un sueño hoy volvió.

Y es verdad, no, no se me ocurre nada, no me está ocurriendo nada ahí donde se me suelen generar las ideas. Estoy vacía, anulada, impotente… pero a pesar de todo, expectante.