lunes, octubre 04, 2010

otro principio.

Ricardo tiene esas cosas. Esas cosas que hacen que a papá no le guste, que a Silvina no le haya gustado desde un principio y que mamá se haya resignado a no intentar justificar ese afecto que le tiene -hay que aceptarlo, mamá quiere por default. Yo pretendía evadir todo el asunto parroquial pero cedí a las ansias de los demás. Un poco por pena quizá, por condescender a deseos de padres emotivos, gente de costumbre. Así que entré a esta casa vestida de blanco, sin previo período de prueba, simplemente palpitando el inicio de una etapa. Aquí dos de mis grandes errores. ¿El segundo? Haber creído que ese matrimonio era un principio y no un final rotundo. A mí, a mi vida, a mis cosas... en fin, a mi "yo" sin Ricardo. Yo me llamo Carolina.